En realidad, la normalización de las relaciones entre La Habana y Washington depende más de Estados Unidos que de Cuba. El presidente Raúl Castro ha dado prueba varias veces de su disposición a dialogar con el Vecino del Norte a partir de una base de respeto mutuo, de reciprocidad y de no injerencia en los asuntos internos. La administración Obama rechazó todas estas propuestas
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